Xenia Ossolin vivía en un mundo perfecto, en San Petersburgo, junto a sus padres y hermanos. Un palacio de cristal que se derrumbó brutalmente con la Revolución bolchevique. Tras la muerte de su padre, un oficial zarista, la joven se ve obligada a tomar las riendas de su destino y emprende el exilio con su madre embarazada y débil, su hermana pequeña y la anciana aya que los ha cuidado desde siempre. En París no sólo consigue superar la miseria, sino que se convierte en una cotizada modelo. Allí conoce a Max von Passau, un fotógrafo alemán. La pasión que ambos sienten se enfrentará a un sinfín de obstáculos, en una Europa que está a punto de despertar de los felices años veinte para abocarse a la pesadilla del fascismo.
En 1945 Berlín es una ciudad devastada y ocupada. A pesar de todo, Xenia llega allí dispuesta a recuperar al hombre de su vida. La continuación de Las noches blancas de París nos lleva de las ruinas de Alemania a los rascacielos de Manhattan, de la posguerra a la euforia de los años cincuenta, siguiendo los pasos de una mujer excepcional.
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